¿No es inquietante que a 6000 kilómetros de nuestros pies exista una masa de piedra líquida y superpesada? Y nosotros aquí, tan tranquilos, o peor aún, tan preocupados pensando en nuestras hipotecas y tonterías, cuando en realidad estamos a merced de que en cualquier momento aquello se ponga a girar o a temblar o a expandirse o sabe Dios qué. Debería darnos vergüenza.
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